Resistencia al Cambio. Di Adiós a tus Creencias Limitantes.

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Es más fácil sufrir que cambiar.

La realidad es que el sufrimiento parece más fácil que el cambio. Pero, ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué nos impide realmente cambiar?

A través de la auto-indagación y de convertirnos en nuestros propios observadores conscientes, podemos convertir el dolor en aprendizaje y soltar el pasado para crear un nuevo futuro.

La ilusión de la separación y su impacto en la resistencia al cambio

Vivimos en un mundo que nos hace creer que estamos separados, de hecho esa separación es una ilusión, cuando en realidad todos estamos conectados. Esta conexión es fundamental, para entender la resistencia al cambio. Nuestras experiencias de sufrimiento nos enseñan que hay algo más profundo que debemos comprender.

Físicamente claro que percibimos nuestros cuerpos separados y que son diferentes en forma, pero hay una información subyacente que nos mantiene unidos y que, en última instancia, es lo que realmente nos permite cambiar.



Pero, ¿cómo se puede realizar un cambio espontáneamente?

Es una pregunta común, ya que podemos hacer cambios, pero a menudo estos cambios son solo conductuales y temporales. Un cambio conductual no tiene un impacto profundo si no comprendemos el para qué de lo que estamos viviendo Y lo que tiene que cambiar es mi forma de ver lo que está sucediendo.

El cambio conductual frente al cambio profundo.

Imagina que te enfadas con tu pareja porque te ha gritado o te ha engañado. Después de un tiempo, todo parece calmarse, llegan las disculpas, pero la situación vuelve a repetirse. ¿Te resulta familiar? Es porque ese cambio no fue más que una acción superficial.

El verdadero cambio ocurre cuando modificamos nuestra forma de ver lo que sucede. La pregunta clave es:
¿Lo que me está ocurriendo es por buena suerte o por mala suerte?
O tal vez,
¿Es una circunstancia que he atraído a mi vida para tomar conciencia de algo que, sin ella, jamás podría haber aprendido?

El simple hecho de reflexionar sobre esto ya está generando un cambio en nuestra mente y, por ende, en nuestra neurología.

La resistencia al cambio en situaciones estresantes.

Cuando enfrentamos situaciones dolorosas, surge una resistencia natural a cuestionarnos el para qué estamos atrayendo esas circunstancias. Es fácil proyectar la culpa hacia afuera, sin darnos cuenta de que nuestras reacciones emocionales provienen de una programación inconsciente.

Especialmente en experiencias más dolorosas, solemos proyectar nuestro enfado hacia el otro, creyendo que la causa está fuera de nosotros.

Y aquí reside la clave de la resistencia al cambio: creer que la causa de lo que nos ocurre está fuera de nosotros.

El viaje desde la mente no dual a: Vivir desde la conciencia de unidad.

La mente no dual, lo que se conoce como «CONCIENCIA DE UNIDAD» nos invita a ver más allá de la separación y a entender que nuestras acciones y pensamientos tienen un impacto en el colectivo. A menudo, experimentamos resistencia al cambio, porque nos sentimos desconectados de los demás y de nosotros mismos. Sin embargo, al reconocer nuestra interconexión, podemos empezar a ver el cambio como una evolución natural y no como una amenaza.

En este artículo de Enric Corbera Institute, habla extensamente de la conciencia de unidad y la creencia de separación.

Ejercicio práctico de autoindagación para observar patrones de resistencia al cambio:

La propuesta de hoy es llevar nuestra mente a la autoindagación y la autogestión emocional de todo lo que nos está ocurriendo en nuestra vida. Vamos a convertirnos en observadores de nuestras experiencias y vamos a ser observadores inocentes, donde no buscamos culpables, donde no nos sentimos víctimas, donde comprendemos que todo está interconectado.

Y comprender que la experiencia que estoy viviendo tiene que ver conmigo siempre. Y cuando empezamos a tomar conciencia, aquella adversidad se convertirá en un tesoro o en una sabiduría. 

Busca una situación que te cause estrés o enfado y anótala. Puede ser un conflicto con tu pareja, jefe, amigo o familiar. Reflexiona sobre la repetición de estas situaciones y pregúntate:

  • ¿Por qué siempre encuentro el mismo tipo de personas?
  • ¿Para qué acepto situaciones de violencia o falta de respeto?
  • ¿Qué mantengo en mi vida que me genera sufrimiento?
  • ¿Qué historias me cuento para seguir aguantando la situación?
  • ¿Qué justificaciones empleo?
  • ¿Qué intenciones ocultas tengo yo para seguir aguantando esto?
  • ¿Qué historias me cuento para seguir aguantando la situación?
  • ¿Qué miedos tengo?

Y te darás cuenta de qué miedos hay y realmente, aquello a lo que tú tienes miedo que pase es aquello que tienes que hacer. El miedo es un impulso, es un impulso para hacer algo.

La idea es tomar conciencia de que cada experiencia, por muy adversa o dolorosa que sea, esconde un aprendizaje. Séneca decía: “El hombre más desgraciado del mundo es aquel en el que la adversidad no le ha visitado.

Adicción al sufrimiento: Cómo alimenta la resistencia al cambio.

El sufrimiento a menudo nos hace sentir inocentes, víctimas de nuestras circunstancias. Este sentimiento nos ancla en una realidad donde el sacrificio se percibe como una virtud.

Creemos que, al sacrificarnos, estamos cumpliendo con algún tipo de deber moral o espiritual. Pero esta creencia nos mantiene atrapados en un ciclo interminable de sufrimiento.

El sacrificio, en este contexto, se convierte en una excusa para no enfrentar nuestros propios miedos e inseguridades. Es más fácil sufrir que tomar las riendas de nuestra vida y hacer los cambios necesarios. El sacrificio nos da una falsa sensación de control y nos permite evitar el dolor del cambio.

Superando la Resistencia al Cambio: Inversión de Pensamiento para Transformar tu Percepción.

Veamos ahora algunos ejemplos de la inversión de pensamiento y sus polaridades: Pues, si tú ves un exceso delante, tú tienes el exceso que se complementa. (Ley de polaridad, una de las 7 Leyes Universales).

Estáis en la misma polaridad, pero en diferente grado, ambos tenéis un exceso.

Y la clave de todo esto se halla precisamente en qué pensamiento, qué acción voy a tomar aquí y ahora, después de lo que me acaba de ocurrir. Ese instante se llama «Instante de creación«. Miramos hacia atrás y nos perdonamos. «Perdonarme a mí mismo, a mí misma, porque estoy viviendo una experiencia que yo en otros momentos he creado». Cuando realmente empezamos a comprender eso, el primero que gana somos nosotros. La herida va a doler, pero no la vamos a seguir profundizando.

Siempre nos estamos proyectando en el otro, qué es lo que tengo que aprender, soy consciente de que yo siempre tengo el poder y puedo decidir libremente, sin resentimiento ni acritud, seguir con esta situación o terminarla. Ahh… nunca desde el victimismo o la culpabilidad, porque hasta ahora yo me había olvidado de quién era y no lo sabía hacer mejor.

Tus decisiones llenas de respeto hacia ti mismo y hacia los demás tienen que estar libres de resentimiento y de culpabilidad.

Nunca olvides que estás frente a ti mismo/a y que la otra persona sostiene el espejo que, sin él, nunca podríamos conocernos. Usa la fuerza de la proyección, y comprende que no estás viendo las cosas como son, sino como tú eres, y que siempre estamos interpretando.

Cuida el alimento que le das a tu mente, cuida los pensamientos que viven en tu mente.

Creencias limitantes: Los pilares de la resistencia al cambio

Nuestras creencias limitantes nos hacen ver el sufrimiento como inevitable y el cambio como algo inalcanzable. Creemos que el sacrificio es necesario para alcanzar algún objetivo superior. Estas creencias nos mantienen en un estado constante de victimismo y sacrificio.

Las creencias limitantes pueden ser tan profundas que ni siquiera somos conscientes de ellas. Por ejemplo, podríamos creer que no somos dignos de amor, éxito o de tener una vida mejor, lo que nos lleva a sabotear nuestras propias oportunidades de crecimiento. Identificar y desafiar estas creencias es crucial para liberarnos de la resistencia al cambio.

Te invito a que conozcas este post sobre los cambios de paradigmas, porque nos ayudan a crecer y a crear nuevas neuronas y creencias.

La comodidad de lo conocido.

Otra razón por la que resistimos el cambio es porque nos aferramos a la comodidad de lo conocido, incluso si eso, conocido, es doloroso.

El miedo a lo desconocido puede ser paralizante. Nos decimos a nosotros mismos que es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer. Esta mentalidad nos mantiene atrapados en situaciones que ya no nos sirven.

El cambio implica salir de nuestra zona de confort y enfrentarnos a la incertidumbre. Este miedo egoico de la mente dual, a lo desconocido, puede ser tan poderoso que preferimos quedarnos en situaciones desfavorables antes que arriesgarnos a algo nuevo.

La clave para superar esta resistencia es desarrollar la confianza en nuestra capacidad para manejar lo desconocido y creer en nuestro potencial para crear una realidad mejor.

La influencia de nuestro entorno.

Nuestro entorno también juega un papel crucial en nuestra resistencia al cambio. Las expectativas de la sociedad, la familia y los amigos pueden ejercer una presión significativa sobre nosotros. A menudo, tememos decepcionar a los demás o enfrentarnos a su desaprobación si decidimos cambiar.

Es importante recordar que cada uno de nosotros es responsable de su propia vida y felicidad. Permitir que las expectativas y juicios de otros nos detengan solo perpetúa el ciclo de sufrimiento y sacrificio y convertirnos en manipuladores.

Aprender a establecer límites saludables y priorizar nuestras propias necesidades es esencial para romper con esta resistencia.

El ciclo de la culpa y la victimización.

La culpa y la victimización son dos caras de la misma moneda que nos mantienen estancados. Cuando culpamos a otros por nuestras dificultades, renunciamos a nuestro poder para cambiar la situación. Al posicionarnos como víctimas, justificamos nuestra inacción y perpetuamos el sufrimiento, por lo tanto, no nos hacemos responsables de nuestra vida.

Para romper este bucle, es fundamental asumir la responsabilidad de nuestras vidas, no dar el poder a otros. Esto no significa culparnos a nosotros mismos por todo lo que sale mal, sino reconocer que tenemos el poder de cambiar nuestra respuesta a las circunstancias.

Al tomar el control de nuestras acciones y decisiones, podemos comenzar a transformar nuestro sufrimiento en crecimiento y evolución.

En resumen: la resistencia al cambio está profundamente arraigada en nuestras creencias limitantes, el miedo a lo desconocido, la comodidad de lo conocido, la influencia de nuestro entorno y el ciclo de la culpa y la victimización.

Reconocer y desafiar estos factores es el primer paso para liberarnos del sufrimiento y abrazar el cambio como una oportunidad para crecer y evolucionar.

Preguntas Frecuentes:

Si tienes más preguntas o deseas compartir tu experiencia sobre tu resistencia al cambio, ¡déjanos un comentario abajo! Nos encantaría saber tu opinión.

¡Muchas gracias, corazón bello! 🤍


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